LA AUTONOMÍA DE ANDALUCÍA APUNTES PARA CONMEMORAR EL 28 DE FEBRERO
1.-INTRODUCCIÓN Cuenta una vieja y hermosa leyenda que Hércules, el hijo de Zeus, el más poderoso de los mortales y el favorito de los dioses del Olimpo, viajó al sur de la península ibérica, donde se asentaba el reino de Tartessos, para cumplir uno de los trabajos que le había impuesto su primo el rey de Tirinto y que consistía en robarle los bueyes a Gerión. En esta tarea el héroe griego se demoró algún tiempo y aprovechó para fundar varias ciudades, Cádiz y Sevilla entre otras, en esta tierra tan lejana de la suya de origen. Después de una vida larga, fecunda y cargada de afanes y trabajos, el héroe ascendió al monte Olimpo para vivir entre los dioses por toda la eternidad. En esta leyenda se inspiró BIas Infante para crear el escudo de Andalucía (a partir del de Cádiz) en el que, como todos ustedes saben, aparece la figura de Hércules dominando a dos leones (la fuerza de la inteligencia domina a los instintos). Según esta leyenda, el fundador de Andalucía fue un héroe, un luchador, un hombre valiente y enérgico que hizo frente a los dioses y a los hombres y que no se ahorró esfuerzos ni sacrificios para seguir su camino y cumplir su destino. Algo parecido ha ocurrido con la historia de la autonomía en Andalucía. Ha sido un proceso largo, cargado de dificultades y protagonizado por un pueblo luchador, valiente y sabio que ha tenido que vencer demasiados obstáculos para tomar las riendas de su propio destino.
II.-LOS ORÍGENES DE LA AUTONOMÍA ANDALUZA En 1918 se celebró en Ronda la primera Asamblea Regionalista Andaluza. Fue en esta Asamblea donde se aprobó el escudo de Andalucía junto con los otros símbolos de su identidad como la bandera. Además de las cuestiones simbólicas, se plantearon otras tan concretas como éstas que se recogen en sus acuerdos:
1. Solicitar para Andalucía y los municipios andaluces facultades autonómicas.
2. Evitar que continúe siendo Andalucía el país del hambre y de la incultura.
3. Concluir con la leyenda vergonzosa de la Andalucía de pandereta.
Es, pues, en Ronda hace más de 90 años donde se acuerda formalmente por primera vez solicitar la autonomía para Andalucía. Lo que estaban defendiendo los participantes en la Asamblea de Ronda, liderada por Blas Infante, era la dignidad de Andalucía y del pueblo andaluz. Era la utopía más noble, la más generosa, la que ha requerido más inteligencia y más tenacidad en su defensa, la que ha sufrido derrotas y la que consiguió poner en pie al pueblo andaluz, cargado de coraje, un 4 de diciembre de 1977. Era la utopía de la libertad, de la igualdad y de la justicia.
Pero entre 1918 y 1977 transcurrieron muchos años de intentos, algunos frustrados y otros fecundos, que merece la pena reseñar siquiera de manera breve. En 1933, durante la Segunda República, se celebró en Córdoba una Asamblea General de las Diputaciones Provinciales en la que se redactó y aprobó un documento importante, el Anteproyecto de Bases para el Estatuto de Andalucía. En este documento se reclamaba la descentralización del Estado y se insistía en la necesidad de autonomía para Andalucía. En la primavera de 1936 estaba elaborado un proyecto de Estatuto que iba a ser presentado a las Cortes en cuanto terminaran las vacaciones parlamentarias del verano. Pero ese fue el verano más triste de la reciente historia de España: estalló la guerra civil y el proyecto de la autonomía andaluza quedó relegado al silencio. Un silencio largo y denso que condenó al olvido durante mucho tiempo a la utopía.
III.-DURANTE EL FRANQUISMO Pero no todos los andaluces olvidaron la lucha por la autonomía y algunos decidieron romper el silencio a pesar de las limitaciones y los riesgos que suponía defender la causa de Andalucía durante la dictadura franquista. La primera vez que se pidió públicamente un Estatuto de Autonomía para Andalucía, después de la muerte de BIas Infante, lo hizo Alejandro Rojas Marcos el 5 de abril de 1970 en el Casino Cultural de Estepa con ocasión de una conferencia-coloquio sobre la situación política de España. Rojas-Marcos intervenía en representación de una organización creada en 1965 y llamada Compromiso Político de Andalucía. Esta organización se transformó más tarde en Alianza Socialista de Andalucía, luego en PSA-Partido Andaluz y llega a nuestros días con el nombre de Partido Andalucista. En 1973, la editorial Ruedo Ibérico publicó en París un manifiesto de los andalucistas en el que se afirmaba literalmente lo siguiente: "Exigimos un estatuto especial que, reconociendo la personalidad política de Andalucía, ordene el grado de su autonomía en relación con los restantes pueblos de España". Mientras tanto en España las restantes fuerzas políticas democráticas (comunistas, socialistas, demócrata-cristianos y liberales) planteaban autonomía sólo para Cataluña, Euskadi y Galicia.
IV.-DURANTE LA TRANSICIÓN Al comienzo de la transición fueron de nuevo los andalucistas los únicos que reivindicaron la autonomía para Andalucía y lo hicieron en el primer mitin político democrático que se celebró en Andalucía después de la guerra civil y que tuvo lugar en el Casino de la Exposición de Sevilla el 20 de febrero de 1976.
El contenido de aquel mitin queda resumido en una frase, que seguramente ustedes recuerdan porque se convirtió en un lema asumido por una gran mayoría de andaluces y que recoge la honda convicción de los andalucistas: "libertad, amnistía y estatuto de autonomía". De nuevo la utopía de la autonomía andaluza cobraba fuerza y empuje. Esta vez iba a arraigar en el pueblo andaluz que estaba expectante ante los cambios que se avecinaban. Estos cambios se plasmaron de manera muy concreta en la Constitución de 1978. Entre los muchos e importantes problemas a los que se enfrentaba el gobierno durante la transición había dos fundamentales: la democratización del Estado (pasar de la dictadura a la democracia) y la organización del territorio con su correspondiente distribución del poder. Para resolver estos problemas se elaboró la Constitución. En su artículo 2, como todos ustedes saben, la Constitución define dos tipos de territorios: nacionalidades y regiones. El acceso a la autonomía y las competencias (o la capacidad para gobernar) son diferentes en cada caso: Cataluña, Euskadi y Galicia eran nacionalidades reconocidas como "históricas" (porque plantearon sus respectivos Estatutos de Autonomía durante la Segunda República) y accederían a la autonomía de forma rápida (artículo 151) y con plenas competencias. Las demás comunidades lo harían por una vía más lenta (artículo 143). Este era el planteamiento que estaba diseñado en la Constitución y que discriminaba claramente a Andalucía. Pero fue en este momento en el que el pueblo andaluz se puso en pie e hizo oír su voz con tal claridad que las previsiones saltaron por los aires y se rompió pacíficamente el diseño previsto por el gobierno central. Los hechos se sucedieron de una manera vertiginosa, pero en todo el proceso actuaron fuerzas contrapuestas. De un lado, a favor de la autonomía andaluza: El 4 de diciembre de 1977 fue el gran día. Casi dos millones de andaluces se echaron a la calle pidiendo autonomía. Era la primera vez que el pueblo andaluz se expresaba libre y masivamente reclamando uno de sus derechos fundamentales. Según el historiador Manuel Ruiz Romero, el 4 D "es la fecha de la afirmación de la identidad de Andalucía y fue el pueblo el que impulsó a los partidos a reivindicar una autonomía de primera división. No hay 28 F sin 4D. Sin el impulso popular del 77 no puede entenderse que, tras la derrota jurídica del 28 F, se siga buscando una solución política que no llegará hasta octubre del 80" (ABC, 2.12.02) Un año después, el 4 de diciembre de 1978, se firmó el Pacto Autonómico de Antequera por el que se buscaba para Andalucía "la autonomía más eficaz". En 1979 las ocho Diputaciones Provinciales y más del 95% de los Ayuntamientos andaluces solicitaron al gobierno el acceso por la vía del artículo 151. En Carmona se aprobó el Anteproyecto de Estatuto. De otro lado también actuaban los intereses en contra de la autonomía para Andalucía:
La propia Constitución aprobada en referéndum el 6 de diciembre de 1978. La Constitución consagra el estado de las autonomías. En su Título VIII se diseñan inicialmente dos tipos de autonomía según los artículos 143 (sin Parlamento, sin Tribunal de Justicia) y 151 (con el máximo de competencias legislativas y ejecutivas). Pero la Disposición Transitoria Segunda reserva este derecho a catalanes, vascos y gallegos estableciendo un régimen de privilegio de unos territorios frente a otros. Es un gran pacto constitucional hecho al margen de Andalucía y que quiebra la igualdad de los españoles que establece la propia constitución. Las Cortes que redactaron la Constitución estaban compuestas por partidos de centro-derecha (UCD, AP), de izquierda (PSOE, PC) y por partidos catalanes y vascos. El 28 de diciembre de 1979, celebrados los referendos en Cataluña y en el País Vasco, la UCD y el PSOE aprobaron en las Cortes la Ley Orgánica de Modalidades de Referéndum, que establecía unas condiciones leoninas, ya que obligaba a que cada provincia, individualmente, ratificara el sí a la autonomía por mayoría absoluta no de votantes sino del censo electoral. La UCD y el PSOE ya habían pactado que los restantes territorios se acogieran al artículo 143 de la Constitución, que establece una autonomía de menor nivel. Con la aprobación de esta ley, en la práctica había que celebrar un referéndum por provincia en el que cada abstención, cada enfermo, cada emigrante y cada error en el censo era un voto negativo. Con estas condiciones ni Álava ni Tarragona hubieran podido aprobar sus respectivos Estatutos de autonomía.
V.-EL 28 DE FEBRERO Finalmente, el 28 de febrero de 1980 los andaluces volvieron a salir a la calle para proclamar, esta vez en las urnas, su voluntad de acceder a la autonomía por la vía del artículo 151. Ese día es uno de los hitos más importantes del camino hacia la autonomía. Hubo una gran movilización y fue, sin duda, una jornada histórica. Es precisamente el espíritu de ese día lo que celebramos hoy, 29 años después. Porque pese a que votaron el 70% de los electores, pese a que hubo 2.472.287 votos afirmativos y sólo 152.438 votos negativos, pese a tanto esfuerzo, el resultado fue un nuevo revés para la utopía: no prosperó la iniciativa autonómica en Almería donde "sólo" votó a favor el 42,31% del electorado y el 3,9% votó en contra. A pesar del esfuerzo heroico del pueblo andaluz, el referéndum se perdió. UCD y PSOE aceptaron el resultado del referéndum y dieron por zanjada la cuestión de la vía de acceso a la autonomía. Esta posición significaba la renuncia a la autonomía plena del artículo 151 de la Constitución y suponía el bloqueo de las aspiraciones de los andaluces. ¿Cómo se resolvió esta situación de bloqueo?
La respuesta a esta pregunta, que es la clave real de la autonomía de Andalucía está en la presencia en el Parlamento de un grupo de andalucistas. A diferencia de las Cortes constituyentes, las elecciones de junio de 1979 habían incluido en la Cámara Baja un grupo parlamentario andalucista por primera vez en la historia. Siempre había habido Diputados
andaluces en los partidos representados en el Parlamento, pero su presencia había reportado escasos beneficios a Andalucía. La novedad es que en este momento hay cinco Diputados andalucistas. La oportunidad de recuperar la utopía de la autonomía llegó con ocasión de la moción de confianza a la que se sometió el Presidente Suárez en septiembre de 1980. Los andalucistas sintieron que estaban ante la coyuntura histórica de poder quebrar el pacto constitucional que discriminaba a Andalucía y exigir al Presidente del Gobierno una solución para desbloquear el camino de la autonomía plena en Andalucía. Y lo hicieron, con imaginación, con audacia, aplicando la solución prevista en el artículo 144 de la propia Constitución. El 23 de octubre de 1980 "las Cortes Generales, por los motivos de interés nacional declaran sustituida en esta provincia (Almería) la iniciativa autonómica con objeto de que se incorpore al proceso autonómico de las otras provincias andaluzas por el procedimiento del artículo 151 de la Constitución". Esta propuesta se presentó a las Cortes firmada por Alfonso Guerra, Luis Yánez (Grupo Socialista), Santiago Carrillo, Fernando Soto (Grupo Comunista) Miguel Herrero de Miñón, Félix Pérez Millares (Grupo Centrista), Alejandro Rojas-Marcos y Miguel Ángel Arredonda (grupo Andalucista). Según el profesor Herrero de Miñón esta fue la primera reforma de la Constitución española. Finalmente, el 20 de octubre de 1981, Andalucía ratificó por fin, en un nuevo referéndum, su Estatuto de Autonomía.
VI.-LA AUTONOMÍA HOY De aquel 28 de febrero han pasado 29 años. Ha sido, como hemos ido viendo, un proceso largo, complejo y repleto de dificultades. Casi un trabajo de los de Hércules, el legendario fundador de Andalucía, encarnado en el pueblo andaluz. Ha sido uno de los procesos más apasionantes de la historia de España y, desde luego, de la de Andalucía. La historia es siempre un proceso abierto en el que podemos intervenir y en el que es necesario intervenir. Porque nos enfrentamos ahora, en el siglo XXI, a nuevas amenazas para Andalucía y sigue siendo necesario trabajar por la utopía. Hay una generación de andaluces que ha nacido y crecido con la autonomía. Hace 29 años nuestros padres pelearon por nuestro futuro. Ahora nos toca a nosotros. Pilar González Modino 28 de Febrero de 2009
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